Y pensar que este fue uno de esos discos que estuvo a punto de "no suceder"... le da a uno hasta escalofríos. ¿Qué sería del mundo hoy si los Deerhunter se hubieran separado antes de su segundo disco? Y, no quiero ser macabro, pero ¿qué será del mundo el día que todas las enfermedades de Bradford Cox se pongan de acuerdo? ¿Será el próximo Kurt Cobain?... sinceramente, espero que no.
Todos los que estamos al día de sus lanzamientos tenemos ganas de más: más Deerhunter, más Atlas Sound, más temazos, más ruido; queremos más de esa sensación de suspensión febril alucinójena que por momentos parece que va a abrir una puerta en nuestra cabeza hacia un lugar extraño y maravilloso.
Por suerte, dentro de nada volverán a España para hacernos vivir un par de horas de puro placer sónico. Creo que hacía mucho que no esperaba un concierto con tantas ganas.
¡Allí nos veremos!