miércoles, 28 de abril de 2010

Nº 00 - Ben Frost - Theory Of the Machines


Como cada año, en el transcurso interminable de mi lista descubro flecos mal cortados. A veces basta con re-ordenar el flow antes de publicarlo, otras con hacer un simple comentario, a veces me doy cuenta de cosas pero me quedo calladito y no se entera nadie.


Casi siempre acabo haciendo mención de honor a algún disco que entra a destiempo en lo mejor del año. ¡Y este es el nº 00!


No estoy diciendo que Ben Frost haya grabado el mejor disco del año. De hecho la mayoría de vosotros no podréis soportar ni 5 minutos de esta música del infierno, pero yo me siento soberana y profundamente cautivado por el paso adelante que ha dado este... llamémosle Indiana Jones del sonido (por no encontrar algo más cutre).


Mayormente, la sensación inicial es de que a este tío se le ha ido la olla completamente, pero hay algo de hermoso en este ruido que va más allá de los chalados que hacen música experimental para 30 personas en el desván de sus casas (conste que esta vez no me estoy metiendo con los Fuck Buttons).


Ben Frost podría ser el primero que ha sabido llevar el ruido insufrible a su lado más pop ¡y lo digo en serio! Escuchar By The Throat es una experiencia disfrutable a un nivel masivo. Vale que si te lo pones por la noche igual te cagas de miedo, pero los que nos flipábamos con las barrabasadas de Mogwai, Nine Inch Nails y My Bloody Valentine tenemos el siguiente capítulo de placer sonoro en nuestras manos.


Una auténtica obra orgánica y trascendental que va más allá de los límites de la música para entrar en caminos antes sólo transitados por la pintura y la escultura.


¿Exagero? Puede que simplemente me esté quedando sordo y ya no sé ni lo que oigo, pero el que sea capaz de escuchar By The Throat con unos cascos y decirme que no es una experiencia única es que... bueno supongo que si no sientes nada escuchando a Frost o eres una persona insensible o una de esas que ya está de vuelta de todo.

martes, 20 de abril de 2010

Nº 01 - Atlas Sound - Logos


Probablemente esto es culpa mía. Arrastraros durante 5 meses (¡casi medio año!) para al final descubriros que lo que me pasa es que necesito un héroe. Pero es así de sencillo y lo repito ¡Necesito un héroe!

Quizá todos nosotros lo necesitemos. Alguien como bajado de los cielos capaz de guiarnos por nuevos caminos. Alguien obsesionado con la música de ayer y enamorado de la música de mañana. Alguien con aptitudes para escribir la canción que queremos cantar y al segundo siguiente encerrarnos en una espiral de ruido y confusión. Alguien que piense que no todo esta inventado.

¿Quien fue el último gran heroe? ¿Ian Curtis, Kurt Cobain, Jeff Buckley, Tom Yorke, Stephin Merritt, Kevin Shields, Jeff Mangum?

Sea como sea, el que no está muerto está de capa caída y llegados a este punto resulta evidente que la genialidad no dura siempre. Por eso es tan importante vivir las cosas en el momento justo, y para Bradford Cox ese momento es ahora.

No solo ha puesto a Deerhunter a la altura de los más grandes (y cuando digo grandes quiero decir GRANDES), si no que cuando se aburre le da tres vueltas y media a todo el mundo con Atlas Sound (si con su anterior disco ya apuntaba directamente a donde más duele, en este caso el impacto es inevitable).

Y es que el señor Cox se mueve por donde quiere y todo lo hace bien. No importa que la referencia sea la primera época de Phil Spector que el último disco de Animal Collective, él solito (colaboraciones aparte) es capaz de movernos en el tiempo y el espacio como si no le costara ningún esfuerzo. De hecho, el rango es tan amplio que el disco parece mutar drásticamente con cada escucha.

Sin duda alguna uno de los 5 discos que me llevaría a una isla desierta y para mí toda una revelación que con suerte inspirará a nuevas generaciones de músicos como me ha inspirado a mí.

lunes, 12 de abril de 2010

Nº 02 - The Antlers - Hospice

Hospice es precioso. Muy triste, pero precioso. Una historia musical llena de rincones sucios y camas de hospital con la que reconozco que he tenido un flechazo, y la putada es que no siempre te enamoras de quien quieres.


Yo mismo pienso que el disco de los Antlers no es perfecto, pero lo cierto es que la intensidad y las melodías me han transportado a algunos de los más grandes flechazos musicales de mi vida. Siamese Dream, Ok Computer o In The Aeroplane Over The Sea tienen una magia que también veo en Hospice.


Son experiencias sonoras que van más allá de un par de buenas canciones y una portada graciosa, y sobre todo son discos que parecen escritos en un estado de trance hipnótico porque cuando los escuchas todo tu alrededor parece volverse extraño, como si en cualquier momento fuera a aparecer el conejo de Alicia en el país de las maravillas.


Puede que Hospice esté a años luz de las grandes obras de rock de los 90 (puede que no tanto), pero ha sabido recuperar el disco conceptual, la angustia vital y el drama cuando más se les echaba de menos. Pero sobre todo ha abierto el camino para una banda que probablemente tendrá bastante que decir durante los próximos años.